
Una religiosa se colocó entre las fuerzas armadas de Myanmar y un grupo de manifestantes, para pedir el fin de la violencia y que las fuerzas de seguridad no reprimieran a la muchedumbre.
El hecho ocurrió el pasado 28 de febrero en la ciudad de Myitkyina. Allí, un grupo de manifestantes se cruzó con uniformados y se armó una batalla campal en plena vía pública. A escasos metros del lugar se encontraba la hermana Ann Roza Nu Tawng (45), quien se encontraba en una clínica asistiendo a enfermos.
Al escuchar gritos, corridas y estruendos, la religiosa salió a la calle y se encontró con un panorama de guerra: piedras, gases, disparos y detenidos que eran arrastrados. Semejante situación ameritó un pensamiento en ella: “Me sorprendió y pensé que era el día en que moriría”.
Todo ello la empujó a tener una actitud de arrojo e intentar salvar a la gente que protestaba de la brutalidad policial, por eso se puso en medio de la calle y pidió a ambos bandos que terminaran con la violencia.