Los rebeldes mataron al menos a 131 civiles en dos masacres conectadas según reveló la Oficina Conjunta de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (UNJHRO), luego de investigaciones preliminares en la provincia de Kivu del Norte de la República Democrática del Congo.
Las investigaciones coinciden con las acusaciones de que los rebeldes del 23 de marzo llevaron a cabo los asesinatos en Kishishe y Bambo, en el territorio de Rutshuru, el 29 y 30 de noviembre.
Según UNJHRO, entre las 131 víctimas, 102 eran hombres, 17 mujeres y 12 niños. Las investigaciones determinaron que las víctimas fueron ejecutadas arbitrariamente con armas de fuego. También hubo heridas infligidas con machetes, dijeron testigos a los investigadores.
Esta cifra provisional de muertos también revela que ocho personas sufrieron heridas de bala y 60 personas fueron secuestradas. Al menos 22 mujeres y cinco niñas fueron violadas.
“Esta violencia se cometió en el contexto de una campaña de asesinatos, violaciones, secuestros y saqueos contra estos dos pueblos del territorio de Rutshuru en represalia por los enfrentamientos entre el M23 y las Forces Democratiques de Liberation du Rwanda (FDLR) y los Mai-Mai Los grupos armados Mazembe y Nyatura Coalition of Movements for Change”, revela UNJHRO.
Un portavoz de los rebeldes dijo que la investigación estaba dirigida por el gobierno de Kinshasa.
“Hemos dado nuestra propia versión de las cosas. Hemos pedido investigaciones junto con nosotros en Kishishe pero las Naciones Unidas nunca han venido aquí. Se han quedado en las zonas gubernamentales y de ahí están recabando evidencias. ¿Dónde murieron las 130 personas? Que vengan primero para establecer los hechos. Naciones Unidas ha estado bajo la presión del gobierno para dar cifras aunque sean falsas”, declaró el vocero del M23, Lawrence Kanyuka.
Por su parte, UNJHRO dice que sus investigadores interrogaron a 52 víctimas y testigos oculares, así como a otras fuentes diversas. Revelaron que desde la noche del 29 de noviembre y durante todo el día del 30 de noviembre, miembros del M23 atacaron las aldeas de Kishishe y Bambo, rompiendo puertas, disparando contra civiles, saqueando pertenencias y quemando casas.
“Los testigos también declararon que el M23 impidió que la mayoría de los sobrevivientes abandonaran las aldeas saqueadas. Elementos del M23 por sí solos enterraron los cadáveres de las víctimas en lo que puede ser un intento de destruir pruebas”, revela el informe de UNJHRO, y agrega que las investigaciones se llevaron a cabo en Rwindi, ubicado a 20 kilómetros de Kishishe, donde hay una Misión de Estabilización de la Organización de las Naciones Unidas en el base de RD Congo (MONUSCO) y donde se refugiaron víctimas y testigos tras los atentados.
Kishishe está actualmente controlado por el M23 y debido al alto riesgo de represalias contra las víctimas y los testigos aún presentes en la zona, el equipo de UNJHRO no fue a Kishishe y Bambo.
MONUSCO y UNJHRO dicen que querrían ir a Kishishe y Bambo en el menor tiempo posible para continuar con sus investigaciones y los resultados de sus investigaciones siguen siendo provisionales por ahora y podrían evolucionar con el tiempo.