En casi todas las ciudades francesas han comenzado huelgas y protestas multitudinarias contra la reforma de las pensiones, según la cual se pretende aumentar la edad de jubilación de 62 a 64 años.
Debido a las huelgas, se han interrumpido las clases y algunos transportes, se ha reducido la generación de electricidad y se han detenido los envíos en las refinerías de petróleo.
Según las encuestas, el 60% de los ciudadanos se opone a la reforma iniciada por el presidente Macron.
Al menos 140.000 manifestantes se han presentado en Marsella, 60.000 en Burdeos, 50.000 manifestantes en París y otros 25.000 en la región, 40.000 personas en Lyon, 36.000 en Toulouse, 30.000 en Lille y decenas de miles más en otras ciudades.








